miércoles, 4 de marzo de 2015

Sangre

Un río flota dentro de mí,
sube y baja,
pesado y ligero,
a gritos y en silencio,
resuena y fluye.
Escucha:
el rojo río quiere salirse de su cauce.

Un río esta escurriendo en aquella esquina,
puedes oír su gotear por la noche
si pegas tu oído sobre mi pecho
o si nadas en la oscuridad.

Un pequeño arroyo corre
por las grietas de la ciudad,
pulsando.
Todos ignoran su presencia
y su olor a sangre.
El arroyo continúa con su palpitar.

Un listón férrico y espeso
sale de cada uno de nosotros.
Se enrolla alrededor de nosotros
uniéndonos en un abrazo líquido.
Puedes escuchar su sonido de cauce.

En días húmedos,
nuestro vibrante listón rubí
se eleva hacia los huracanes,
tornados y nubes volcánicas.

Brilla y fluye,
se remonta y escurre.

Cuando nos besamos, hierven.
Cuando nos tocamos, susurran.
Cuando nos abrazamos, se mezclan.
Cuando hablamos, fluyen.
Nuestros ríos fluyen.
Juntos.
Profundamente.




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