miércoles, 11 de agosto de 2010

Ojalá que nadie toque su luna














Isla Tiburón en el Golfo de California, fotografía de Stephen A Marlett.
Ojalá que nadie atrape
            los cantos de sus criaturas
            ni se robe sus miradas
Ojalá la felicidad
            lo siga escogiendo
            como su morada
Ojalá las lágrimas
            sigan diluyéndose
            en la inmensidad de su azul marino
Ojalá nadie toque sus rocas
            robándose parte de su historia
Ojalá nadie sueñe con sus olas
            apoderándose de su eternidad
Ojalá nunca nadie cruce su cielo
            que sus estrellas pueden caer
Ojalá toda su magia
            nunca quepa en mi corazón
            que no quiero poseerle
Ojalá que mi alma
            se escape cada noche
            solo para dejar un poco de si
            en cada rincón
            de ese mar
Ojalá que cada vez que cierro los ojos
y una lágrima los inunda
            su silencio me abrace
Ojalá sus frías aguas
puedan a distancia
            calentar mi corazón
cuando el dolor y el hielo
lleguen a cristalizar mi alma
Ojalá que cuando llegue el momento
mi alma vague eternamente
donde ese mar
y en medio de su silencio
lo ame cada momento
            un poco más
            solo un poco más
como si fuera la última vez
hasta que el tiempo
            me robe junto con él.

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